Esta semana termina un mes de invierno, de la etapa por lo menos para mí más tenebrosa del año y es cuando me empieza a entrar el gusanillo del baile, como he escrito en otras ocasiones, me encanta , consigue relajarme , y, ver la vida de forma más, brillante, más espumosa, en definitiva es terapéutico. En la lejanía huele ya a primavera, a renacimiento, a flores, quizá sea muy optimista … … o no.
Es verdad,qué bien lo describes, acaba lo más oscuro del año y renace la luz en dias más cálidos y resurgen lentamente los brotes y colores de la naturaleza. El ánimo también se alegra con la nueva vida que despierta.
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